sábado, abril 02, 2011

Cuidando a Maritza (3)

Solo en su habitación, en el segundo piso de una calle transitada y ruidosa, pasaba las horas escuchando aquellas canciones que a él le gustaban y que se las habia regalado a Mary, para que lo llevara consigo siempre en su mp3 cuando salia a sus viajes de trabajo. Escuchando esas canciones recordaba a Maritza, los momentos que pasaron juntos y aquella tarde de sabado en esa accidentada carretera en que, manejando su camioneta, Maritza lo dejo para siempre.

Los ecos de una vida que se fue, fragmentada por accidentes producto de muchos incidentes entre ambos, torturaban su cabeza.

…leyendo entre líneas, entendiendo sin palabras, aprendimos a compartir los mismos espacios; gritando nuestro amor en los pasillos practicábamos nuestros sensuales movimientos. Sitio tras sitio, lugar tras lugar, calle tras calle, así nos amábamos Maritza y yo.

Ahora, la naturaleza de mi tragedia se encadena a mi cuello. ¿Acaso soy el personaje principal de esta historia, o solo una pobre luz fugaz que creyó brillar con más fuerza mientras tu corazón aún latía? Mirándome sobre un espejo no dejo de pensarla –“¿estás seguro que no te importa?”

"-Hay muchas razones en Ti y en Mi para darnos la vida y seguir nuestro camino. La suficiente pasión en nosotros para mantener nuestra fe. ¡¡¡Todo lo que es diferente, es maravilloso!!!!. Trepando sin caer, sostendremos nuestro destino: se lo robaremos a quienes se interpongan, Nosotros mismos amor, nosotros mismos con calmada gracia-"


El tiempo no fue suficiente para los dos Mary, y el eco de tu alma llamándome no deja de sonar en mi cabeza. Pude ser para ti e irme contigo. Hoy ya no tengo nada, lo que tuve lo perdí por los dos, y a ti… a Ti te perdí por mí. Lo siento amor, no te supe cuidar…


Mientras tanto, la transitada calle sigue haciendo su vida normal, riudosa y desenfrenada. La función continua, porque aunque los actores sean diferentes, siempre habrá otra historia que contar.

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